Desde la segunda mitad del siglo XX, la antropología desplazó el interés por los sentidos bajo el predominio de la antropología cognitiva —que entendía la cultura como modelos mentales— y, más tarde, de la antropología interpretativa de Geertz. Aunque en los años ochenta el giro reflexivo buscó transparentar la posición del investigador, la antropología sensorial propuso incorporar la sensitividad y recuperar el cuerpo como lugar central de experiencia y producción de conocimiento. Este giro trasladó la comprensión de la cultura del lenguaje y la cognición hacia el cuerpo como lugar fundamental de experiencia. 
 
El interés por los sentidos no es exclusivo de la antropología. La psicología y la neurología los han estudiado tradicionalmente como procesos cognitivos individuales, mientras que la historia de los sentidos —desde autores como Alain Corbin hasta los estudios sobre las “culturas sensoriales”— ha mostrado que la percepción es también una construcción histórica, modulada por transformaciones sociales, morales y tecnológicas. De igual forma, la sociología del cuerpo y los estudios de las emociones han mostrado que sentir es un acto profundamente social. Tanto la experiencia sensorial como la construcción de los afectos se producen dentro de marcos colectivos: se aprenden, se regulan y se expresan en relación con normas, imaginarios e interacciones sociales. Los afectos no son meros estados internos, sino fuerzas relacionales que circulan entre cuerpos, construyen vínculos, intensifican pertenencias y organizan formas de convivencia y conflicto.  
 
 En el plano filosófico, Maurice Merleau-Ponty aportó una comprensión decisiva al situar la percepción en la fenomenología del cuerpo vivido. Su noción de corporeidad rompe con la dualidad cartesiana y sostiene que percibir es siempre estar-en-el-mundo de forma encarnada. Estas ideas han dialogado ampliamente con las críticas de Deleuze al cuerpo como objeto separado del sujeto, impulsando visiones que lo conciben como una unidad integrada de afectos, movimientos y potencias.