Historia

El Instituto Otavaleño de Antropología (IOA) como centro regional de investigaciones sociales, desarrolla sus actividades desde 1966 hasta la actualidad. Desde un inicio, Plutarco Cisneros Andrade (Otavalo-1944), su fundador y principal propulsor, soñó en crear un centro de investigaciones que se convirtiera en un referente nacional.

Sus orígenes y su fundador

En los años 60’ un grupo de jóvenes intelectuales, del cual era partícipe Plutarco Cisneros Andrade, se reunían en Quito en el Café 77 para discurrir sobre temas de la revolución y del parricidio cultural, en el concepto de que había que “destruir lo viejo para reconstruirlo a partir de nuevas interpretaciones sustentadas en el conocimiento de nuestras raíces”. Fernando Tinajero, uno de sus ideólogos, resumió el alcance de esa efervescencia juvenil al definir que la tarea se articuló en torno a dos postulados que parecen excluyentes: negar el pasado – recuperar el pasado.

El deseo de revolución y cambio se mezclaron con la inquietud de Plutarco que creía que se podría ser revolucionario y parricida a través de la búsqueda de esas raíces en estudios que permitieran reemplazar la vieja y distorsionada visión de nuestra memoria social.

Concibió la idea de crear el Instituto Otavaleño de Antropología (IOA) y propuso su sueño a un grupo de amigos otavaleños que le dieron su apoyo. El acta constitutiva de la naciente entidad se suscribió el 16 de agosto de 1966, y sus estatutos aprobados se publicaron en el Registro Oficial 1226 el 15 de mayo de 1967.

Los primeros años y sus contextos teóricos

Los estudios culturales que motivaron los primeros años de su creación, dieron como resultado importantes publicaciones y eventos, entre ellos la realización de una Primera Convención Nacional de Quichuistas que se realizó en setiembre de 1967 y cuyos resultados se publicaron en el Boletín No. 1 del IOA.

Durante los años setenta, la principal preocupación fue la elaboración de un esquema teórico referencial y la consolidación de un equipo de trabajo interdisciplinario, que permitiera profundizar, en procesos sincrónicos y diacrónicos, los estudios sobre la dinamicidad y la complejidad cultural de la que denominamos zona geocultural de la Sierra Norte.

En 1975, se celebró en la Paz (Bolivia) la primera reunión de antropología de los países del grupo andino, en la que el Instituto Otavaleño de Antropología presentó una ponencia que establecía las bases para la formulación y ejecución de planes de investigación en el marco de convenios internacionales. Desde el punto de vista del IOA, se expusieron asuntos como el rol de la investigación social, el significado e implicaciones de una investigación para el desarrollo y el conflicto de lo político y lo científico en la investigación.

Como propuesta conceptual, en el marco de la misma reunión, se presentaron algunos criterios básicos, como el de zonas geoculturales a los que se definió como ámbitos geográficos que abarcan a una o varias unidades culturales, independientemente de las delimitaciones políticas, fronterizas o administrativas. El segundo concepto propuesto fue el de formación social entendiéndose como tal una totalidad social concreta en la cual coexisten diversos modelos económicos (tradicional y moderno), siendo uno de los dos el dominante. Para complementar a los dos conceptos anteriores, se habló de complejidad horizontal y complejidad vertical. El primero refiriéndose a aquellas formaciones sociales que dependen de los grandes conjuntos nacionales y mundiales, mientras que el segundo indica la profundidad histórica de una formación social en la que coexisten elementos de edad y fecha diferentes. Ambas complejidades actuarían la una sobre la otra condicionándose.

Para la parte operativa, el IOA creó las denominadas unidades de apoyo: un Centro de documentación – biblioteca y el Archivo Histórico Regional con documentos de las notarías y el cabildo de Otavalo que datan desde 1600 hasta 1930. Los respectivos índices respecto del material que contienen pueden consultarse en esta misma página.

Las publicaciones

Una parte del resultado de estas investigaciones ha sido publicado en la colección Pendoneros, las revistas Sarance y Curiñán, la colección Otavalo en la Historia, Breviarios de Cultura, entre otras publicaciones. Para celebrar los 50 años de vida institucional, su fundador creó una colección especial de libros que pretende convertirse en la base de un Atlas Cultural de la Sierra Norte. La colección, Plutarco Cisneros Andrade: Biblioteca Cincuentenario IOA, publicó en 2016 los primeros 30 volúmenes y para el 2017 tiene proyectada la edición de 70 volúmenes adicionales.

Utopía y crisis

Dos vocablos son necesarios para configurar de modo amplio y en perspectiva la trayectoria del IOA: utopía y crisis, los dos enlazados en ciclo de permanente continuidad. Al ser un quehacer eminentemente cultural, la utopía implica cambiar elementos de la matriz cultural vigente pero manifiestamente incapaces de dar respuestas a nuevos requerimientos. Y ello porque los hechos culturales al ser realizaciones humanas se multiplican de forma efervescente, sin detenerse jamás.

Los sueños que conllevan las utopías siempre generan contratiempos, sus crisis, que son las alteraciones de procesos que deben avocarse a resolver dificultades inesperadas.

El IOA grafica en su trayectoria, con claridad, esos dos eventos: nacer y vivir entre utopía y crisis permanentes.

La Universidad de Otavalo

La creación de la Universidad de Otavalo a fines de los años 90´s, se tornó la segunda gran utopía. Plutarco Cisneros Andrade propuso a la Asamblea del IOA, que la aceptó, asumir la tarea de fundar un centro de educación superior en Otavalo que complemente las tareas de investigación realizadas desde el IOA-entidad por su propia naturaleza con espíritu universitario-.

Concluidos los trámites legales correspondientes, el Congreso Nacional expidió la Ley constitutiva que se publicó en el Registro Oficial 731 de 24 de diciembre de 2002.

Sus acciones, desde entonces, están estrechamente articulados con esta institución de educación superior, cuyos propósitos son coincidentes con los de la matriz que lo generó.

En la actualidad la Universidad, debidamente acreditada, se ha convertido en un referente como espacio de formación, generación y difusión de conocimientos.